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jueves, 14 de marzo de 2013

Capítulo 6.


El autobús tardó mas de lo que pensaba, o quizás el tiempo se pasó muy lento. No había nadie en la parada así que entré sola, el autobús iba lleno, una niña y su madre jugaban con un osito de peluche mientras reían, un abuelo miraba por la ventana con un cierto aire de despreocupación, una pareja que se besaba... Me senté en una de las sillas mientras escuchaba una de mis canciones favoritas. Cerré los ojos mientras tarareaba y analizaba su letra. Sentía que me observaban así que abrí un ojo y vi que había una señora sentada a mi lado que me miraba. Le sonreí y ella hizo lo mismo me preguntó por mi edad. 

Cuando iba a bajarse del autobús en su parada, me susurró "los sueños son solo sueños, hasta que un día decidas hacerlas realidad". No entendí muy bien la frase, estuve pensando en ella hasta que llegué a mi parada y dejé de comerme la cabeza. Tenía que pensar bien en la fiesta y en el vestido. Entré en Mango había blusas, vestidos, pantalones muy monos, etc. y cogí las que me parecieron más monas y me fui dirigida al probador. Salí decepcionada, algunos no me gustaban nada, una que si me hacía gorda, otras sin tetas... probé un par de tiendas más pero sin éxito. Me iba a rendir y marcharme a casa, cuando alguien me tapó los ojos y me preguntó:

- ¿Quién soy?
- ¡Cris! ¿Qué haces aquí?
- Vengo de ver a mi abuela, ¿Y tú?
- Pues a por un vestido para esta noche que no tengo nada. Pero he estado mirando y no  lo encuentro así que creo que abandono.
- ¡Pero que dices tía! Ven, te invito a merendar y después vemos ¿te parece? 
- Jajaja vale venga ya lo vemos.

Nos tomamos algo en el Starbucks, nos habíamos recorrido todas las calles. De repente lo vi, qué bonito era un vestido rosa claro, suelto pero corto con escote pero no mucho, era precioso. Entramos, y a Cris no le había hecho mucha gracia pero a mi me daba igual, me había enamorado. Me lo probé ¡Dios mio! si es que es perfecto, sin duda, me lo compré y me entró mucha alegría al ver que ya había encontrado algo para la noche, menos mal.

Era ya tarde, así que me tuve que dar prisa para coger el autobús de las seis. Me despedí de Cris y salí corriendo como una loca, llena de alegría porque tenía ya el vestido para la fiesta.
Esta vez, el autobús estaba vacío entonces me puse a cantar. El conductor me riñó un par de veces porque estaba cantando demasiado alto pero a mi no me importó. 
Llegué a mi casa y corriendo puse los altavoces que me regaló papá por mi cumpleaños, estaba super motivada. Al final serían útiles. Conecté mi móvil y puse música, y me empecé a duchar, a maquillarme y a vestirme.